domingo, 12 de septiembre de 2010

DONUTS

Ilustración antigua de una Donut's Store

Es hora de hablaros de mi segunda novela, DELICIAS Y SECRETOS, que por ahora está inédita y espero que pronto podáis encontrar en las librerías. Transcurre en Nueva York entre noviembre de 1919 y el día de San Valentín (¡qué día más romántico!) de 1920.
Como lectora, me apasionan las novelas que incluyen detalles cotidianos de la época en que transcurren. Creo que es la mejor manera para entender el modo de vida y por ello me fascina incluír en las mías esos objetos o detalles modestos, anónimos, que acompañan a diario a mis personajes porque creo que eso ayuda a conocerlos mejor. Cuando empecé con la documentación de DELICIAS Y SECRETOS, me enamoré de esa época de entre-guerras tan poco común en la novela romántica. Entre otras cosas, por el cambio que se produjo en el estilo de vida al incorporarse la mujer al trabajo fuera de casa.

Antiguo cartel publicitario 
 

Ello propició el auge de la comida rápida, ya que el ama de casa no disponía de tiempo para dedicarse a los fogones. Si a eso añadimos las largas distancias entre la casa y el trabajo en una ciudad tan grande, que en esa época ya contaba con 4.000.000 de habitantes, no nos extrañará que floreciesen los puestos de comida para llevar.
Entre los alimentos más populares se encontraban los DONUTS. Su antepasado es el olykoek (bollo de aceite) de Holanda, que los primeros colonos holandeses llevaron consigo a la isla que compraron a los indios (Manhattan) y llamaron Nueva Amsterdam. Empezaron entonces a llamarlos dough nut (nuez de pasta). En 1847, el marino Hanson Gregory inventó el típico agujero para facilitar la fritura, hecho que se recuerda con una placa de bronce en su ciudad natal en Maine.
La primera referencia escrita a los donuts es de 1908 y nos llega de la mano de Wasington Irving en su "Historia de Nueva York".
 Donut store de la época
 

Con todos estos antecedentes, no podía dejar de incluir en DELICIAS Y SECRETOS este elemento cotidiano tan arraigado en la Gran Manzana. Y lo hice gracias a al empeño de Hosanna Parra, amiga y estupenda escritora, que tenía especial ilusión por una escena en que una de las adorables abuelitas que pululan a diario por el Hotel Taormina asocia los donuts a episodios de su juventud... muy pícaros.

Antigua furgoneta de reparto
Y como la Gran Guerra es un hecho que supone un antes y un después en los personajes principales de mi novela, os diré que el 5 de junio está declarado el Día Nacional del Donut, en recuerdo de la misión del Ejército de Salvación que en 1917 en un alarde de coraje se dedicó a repartir donuts y café en plenas trincheras de la Primera Guerra Mundial.

Año 1917. Voluntarias del Ejército de Salvación repartiendo donuts y café en las trincheras del frente, en Francia durante la Gran Guerra.

Confieso que no pude resistirme a la tentación, así que ayer me pasé la tarde en la cocina ¡haciendo donuts! Tan orgullosa estoy del resultado que quiero compartir la foto con vosotros.
Los donuts caseros de Olivia, con la receta de Chus


Aunque el mérito es de Chus que a través de su magnífico blog de cocina me facilitó la receta, una valenciana que con 19 años lo dejó todo por amor y desde entonces reside en Monterrey (México) felizmente casada y con tres hijos estupendos. Como véis, las historias románticas no sólo están en los libros.


12 comentarios :

Noelia Amarillo dijo...

leches! me encanta lo que has contado. Meter cosas cotidianas en los libros es, bajo mi punto de vista, lo que los hace mas reales... y buenooo adoro los donuts!! MANDAME UNO POR MAIL PLEASEEEEEEEEEEEE que te han quedado con una pinta estupenda!!!

Olivia Ardey dijo...

Anímate a hacerlos, Noelia. Yo creía que era imposible, pero salen geniales. Un beso.

Ángeles Ibirika dijo...

¡Me encanta lo que cuentas! Lo he leído esta mañana, aunque andaba demasiado liada para responderte. Antes tenía ganas de saber cosas sobre tu nueva novela. Ahora tengo más ganas de leerla, y también de comerme unos donuts ¡jeje!
Una pregunta. ¿Saben como los comprados, o se parecen más a las rosquillas? Si se parecen más a verdaderos donuts que a rosquillas, pásame la receta, porfi, que me lanzo a hacerlos.
Un beso enorme, preciosa.

Andrea Milano dijo...

Hola guapa, gracias por pasarte por mi blog y felicitarme por mi próxima publicación en Romanticae. La novela está programada para la primavera, no sé qué puedo decir o que no, tú que ya has publicado con ellos, ¿son muy esctrictos en ese sentido? es decir ¿te dejan contar de qué va la novela, etc? Ya me dirás, compi de editorial :)
Un beso grande
Andrea

Anónimo dijo...

Un simple articulo como un donut y la historia que esconde. Mi mujer es holandesa y no sabía que procedieran originalmente de Holanda. Por otro lado me has invitado a adquirir esa novela DELICIAS Y SECRETOS, habiéndome despertado la curiosidad de ese cambio en el modelo de sociedad y sobre todo en el cambio de los roles de la mujer. Un cordial saludo.

Olivia Ardey dijo...

David, encantada de verte por mi casa virtual. Sí, ya ves qué orígen tan curioso tiene un dulce que todos hemos comido alguna vez. En cuanto a DELICIAS Y SECRETOS, cruza los deos conmigo para que pueda ver la luz igual que DAMA DE TRÉBOLES. Un abrazo.

Olivia Ardey dijo...

Hey, Andrea, gracias por devolverme la visita. La Esfera son una maravilla en cuanto al trato al autor, en serio. Y cualquier duda, consulta con Aránzazu que está siempre dispuesta a escucharte. Un abrazo.

Olivia Ardey dijo...

Zal/Javo, encantada de verte por aquí. Gracias por la invitación,en un ratito me paso por tu foro. Un abrazo.

Javier dijo...

Ahora me cuadra todo.
Como el origen del donut está en el bollo holandés por eso se hace referencia en la "Historias de New York" de Whasington Irvin porque está contada por un, supuesto, historiador holandés.

Acuérdate de avisar cuando Delicias y Secretos se publique.

Un beso

Olivia Ardey dijo...

Y tanto que te avisaré. Gracias por pasarte, Javier. Un abrazo.

LuZe dijo...

Me ha parecido super interesante. (tanto que se lo he leído a Che en voz alta)

Muchas gracias Olivia!

Olivia Ardey dijo...

Me alegro muchísimo, Luze. Para que luego digan que no se aprende leyendo narrativa romántica. Un beso.

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