viernes, 29 de diciembre de 2017

Del libro al paladar: Risotto ai funghi de LA OTRA CARA DE LA VERDAD (Donna Leon)




“Franca bebió varios sorbos de agua, probó el risoteo y dejó el tenedor. Como si no se hubiera producido la interrupción, miró a Brunetti y dijo:

—En política quien más me gusta es Cicerón.

—¿Por qué?

—Porque él sabía odiar.”



LA OTRA CARA DE LA VERDAD
Donna Leon
Seix Barral, 2009

SINOPSIS:
Cuando el comisario Brunetti conoce a Franca Marinello, esposa de un hombre de negocios veneciano, descubre que está lejos de ser la rubia superficial que el vestuario caro y el notorio lifting facial hacían prever. Su evidente operación estética pasa a segundo plano cuando en su conversación alude a Cicerón y a Virgilio. Varios días más tarde, Filipo Guarino, jefe local de los carabinieri, acude a Brunetti para investigar la muerte del dueño de una compañía de camiones, presuntamente relacionada con el transporte ilegal de residuos y la llamada ecomafia. Las pesquisas del comisario demuestran que la deslumbrante Franca Marinello ha estado en contacto con el principal sospechoso, un hombre siniestro con un violento pasado. Pero la verdad siempre tiene un lado oculto.

Esta novela me ha reconciliado con la autora. Donna Leon, estadounidense de nacimiento afincada en Venecia, en el último libro que leí de la serie me saturó con su insistencia cansina por criticar la corrupción de la clase política y el sistema en general, como si sólo en Italia se cociesen habas. Es más, he notado que debe haber asumido que entre el blanco y el negro existe una amplia gama de grises dado que, cosa extraordinaria, aparece un personaje positivo oriundo del sur. Incluso se le pide perdón, ¡por primera vez!, por un comentario despectivo de esos que tanto abundaban en anteriores novelas y que a punto estuvieron de hacerme aborrecer la serie después de acompañar a Guido Brunetti durante dieciseis libros antes que éste. Así pues, continúo como entusiasta seguidora del comisario veneciano.
En casa de su suegro, Brunetti cena frente una mujer a la que le interesan los clásicos latinos, como a él. De esa conversación parte la trama, centrada en la ecomafia y la ilegalidad de los actos de esos grupos que actúan al margen de la ley y la ilegalidad de de esos otros grupos que tienen encomendada la tarea de velar por que la ley se cumpla. En medio de todo ello una mujer esclava de un físico que no ha buscado y que soporta como el peor de los castigos, casada con un hombre que le dobla la edad y por el que, pese a que puede suponerse lo contrario, siente un amor auténtico, leal e incondicional. Capítulo a capítulo entenderemos en porqué de su amargura, desencanto y odio latente. ¿Hasta dónde es capaz una mujer de llegar por amor? La respuesta está en las páginas del libro.
La trama con final inesperado engancha de tal modo que Donna Leon se hace perdonar esa manía de arengarnos poniendo opiniones suyas en boca de sus personajes. Incluso tiene detalles como el de mostrarnos la afición de Brunetti por Il Gazettino, periódico de las chachas tal como lo define la autora; ese rasgo de “normalidad” se agradece entre tanta cita a Virgilio, Cicerón y Hery James. Como novedades, los primeros celos de Paola, su padre el conde empieza a sentirse viejo, Guido descubre que quiere a su suegro y al fin veremos a la signorina Elettra deslumbrada por un hombre.
El párrafo que he escogido, entre bocado y bocado de risotto en el palazzo Falier, da un poco de miedo. Si el odio es condición indispensable en un buen político, apañados vamos.

RISOTTO AI FUNGHI

180 g. de arroz redondo (1 tacita de café por persona)
½ bolsa de setas variadas congeladas o un bote mediano de setas en conserva
caldo de pollo o de verduras
½ vaso de vino blanco
Azafrán o colorante que lleve algo de azafrán de verdad
Ajo, aceite y sal
2 cucharadas de mantequilla
Queso parmesano rallado



El secreto del risotto está en añadir el caldo poco a poco durante la cocción.
Saltar las setas en un poco de aceite con el ajo. Retirar éste y reservar las setas.
En otra sartén grande, sofreír el arroz en cuatro cucharadas de aceite hasta que empiece a estar transparente, salar y regar con el vino blanco. Reducir durante un minuto. Añadir las setas y el azafrán e ir añadiendo cazos de caldo poco a poco e ir removiendo con una cuchara de madera hasta que el arroz esté cocido (nunca más de 20 minutos). Ya al final, agregar la mantequilla y queso parmesano al gusto. Apagar el fuego y dejar reposar un par de minutos antes de servir.

Buen provecho y feliz lectura.

OLIVIA ARDEY


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