lunes, 2 de abril de 2018

Del libro al paladar: Galletas de clavo y jengibre de CRÍMENES EXQUISITOS (Abarca/Garrido)




“Aquel cuerpo no pertenecería ya más al de una virgen pura, él mismo se había encargado de mancillarlo y vejarlo a conciencia… Una punzada en la ingle le recordó aquellos momentos tan intensos y placenteros… Eros y Tanatos, el máximo placer para un esteta…”


CRÍMENES EXQUISITOS
Nieves Abarca y Vicente Garrido
Ediciones Versátil, 2012

SINOPSIS: El cuerpo de Lidia Naveria, una joven de la alta sociedad coruñesa, aparece flotando en el estanque de Eiris recreando la famosa Ofelia de Millais. ¿Qué relación tiene este crimen con el macabro asesinato acontecido meses antes en la Abadía de Whitby? La inspectora Valentina Negro, con ayuda del famoso criminólogo Javier Sanjuán, liderará una investigación que la llevará a colaborar con Scotland Yard, en una oscura trama a caballo entre A Coruña y Londres. Lo que nadie puede llegar a sospechar es que en la vertiginosa cuenta atrás para atrapar al asesino, deberán enfrentarse a las obsesiones más inconfesables de la sociedad actual.

Cuánto he disfrutado con este libro lleno de sorpresas, que combina goce, estética y muerte. Puro deleite para los amantes del género, que no se conforman con relatos de crímenes de leer y olvidar. Esta novela va más allá, no se queda en el “cómo”, sino que nos estimula la adrenalina y el ansia por conocer el “por qué”. El lector de novela negra es un sibarita de las emociones, en continua búsqueda de esa suma de tama, prosa y personajes que lo mantenga con el corazón al galope hasta la última página. Yo he disfrutado de este libro, con un argumento soberbio y brillante en la manera de contarlo, que alterna pasajes inquietantes, sobresaltos y tensión. Y he agradecido esos guiños de ironía oscura tan mediterránea que los coautores dejan caer de tanto en tanto para aliviar una historia espeluznante como pocas.
En España se ha escrito, y se escribe, excelente novela negra. Si García Pavón nos enamora del escenario y las costumbres, Vazquez-Montalbán o Silva consiguen que nos encariñemos con el muerto, Abarca y Garrido logran que nos seduzca el asesino, de una personalidad compleja que nos apasiona e incita a devorar el libro para entender qué clase de demonios le soplan al oído y lo empujan a matar.
Gran acierto también, a mi parecer, el de la localización. Se acostumbra a asociar el delito con grandes escenarios urbanos, por eso la intriga se multiplica cuando el crimen sucede en una tranquila comunidad rural o, como en este caso, sacude la calma cotidiana de una capital de provincia.
Me han encantado también esos imperceptibles retazos de realidad, que son la sal de las historias de ficción. Como el hecho de que quien ve la muerte de cara, indefenso como un niño, sólo es capaz de suplicar en su lengua materna. O la importancia con que se cuida cada personaje, por modesta que sea su presencia. Ninguno sobra, cada cual tiene su función en una novela en la que nada está puesto al azar y que está construida sobre un armazón meticulosamente bien ensamblado en el que cada tornillo cuenta.
De entre todos ellos, me quedo con la señora Maruja y sus galletas de clavo y jengibre. Un personaje de ambiente que, por sí solo y con cuatro gestos, muestra más de la ciudad y las personas que la habitan que diez párrafos de descripción costumbrista.
Os invito a que probéis estas deliciosas galletitas extraídas de la novela, irresistibles como el final colosal que nos regalan los coautores para deleite de los fieles al género.







GALLETAS DE CLAVO Y JENGIBRE

Ingredientes:
180 g de harina
50 g de azúcar moreno
65 g de mantequilla en pomada
2 c.s. de caramelo líquido
½ c.s. de bicarbonato
1 c.s. de jengibre rallado
¼ de c.s. de clavo molido
Azúcar glass para espolvorear

Preparación:
Precalentar el horno a 170º y colocar una hoja de papel sulfurizado en la bandeja de horno. Echar la mantequilla, el caramelo y el azúcar en una sartén y calentar a fuego bajo, removiendo hasta alcanzar una textura uniforme. Retirar del fuego. Tamizar 160 g de harina, las especias y el bicarbonato, y añadir al preparado hasta formar una masa. Espolvorear con el resto de la harina la mesa de trabajo y estirar con rodillo hasta 5 mm de espesor. Usar unos cortapastas con forma de abeto y de estrella para hacer las galletas. Colocar sobre el papel en la bandeja y hornear 10 min a 170º, hasta que se doren los bordes. Retirar del horno y dejar enfriar un poco. Quitar el papel y enfriar del todo. Colocar las galletas en una fuente, espolvorear con azúcar glas y servir.


Buen provecho y feliz lectura.

OLIVIA ARDEY

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