Sant Adriá del Besós fue durante ese día el lugar más romántico de Barcelona.
Poco a poco fuimos concentrándonos en el Casal del Carme. Como siempre, hubo muchas alegrías por los reencuentros con amigas a las que, por culpa de la distancia, no vemos tanto como quisiéramos.
Tengo que destacar el buen hacer de María Jesús Valls y Nuria Pazos, administradoras del grupo y organizadoras del encuentro, por el acierto que tuvieron al escoger la temática de las mesas redondas.
Yo participé en la llamada "Las chicas de oro", en la que varias escritoras charlamos sobre la dificultad de mantenerse a través de los años en un mundo tan competitivo como es la narrativa romántica. Afortunadamente, ya que esa abundancia de autores y libros significa que el género está muy vivo y cuenta con gran demanda por parte de las lectoras y lectores.
La comida de familia en el jardín del restaurante fue un acierto, qué bien lo pasamos y qué delicioso estaba todo.
Gracias a varios patrocinadores, regresamos a casa con una bolsita porta libros llena de regalos. Además de los que ganamos en los sorteos, puesto que hubo premio para todos los participantes.
Yo gané un café con una escritora a elegir por mí. Escogí a mi compañera Iris T. Henández pero, por falta de tiempo, quedó pendiente. ¡Otra vez será!
Mi agradecimiento a estas dos estupendas mujeres por tantos meses de trabajo para regalarnos una jornada que dio visibilidad a la narrativa romántica y nos permitió compartir sonrisas, café y momentos al rededor de los libros que tanto nos gustan.
Y aprovechando que tenía que quedarme hasta el lunes, por la Diada de Sant Jordi, pasé el domingo en Montserrat, uno de los lugares más mágicos que existen y al que siempre estoy dispuesta a volver.
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