Pocas novelas me han llegado al corazón como
EL EFECTO STAR LUX, de Juan Ballester. No conocía al autor, pero la portada me sedujo a primera vista. Ahora puedo decir que la novela es una maravilla de originalidad.
Ambientada en Vinaroz, no os perdáis la soberbia
galería de imágenes de los escenarios reales.
Calle San José de Vinaroz, corazón de la trama de la novela
Arola Editors convocó un concurso para lectores, yo que jamás participo en estas cosas... Pero esta vez me pudo el entusiasmo lector. Para sorpresa mía -y susto- mi comentario fue escogido finalista de entre todos los recibidos sobre la novela. El sábado 21 tuvo lugar en el castillo de Peñíscola la gran final. Soy muy afortunada porque mi comentario sobre el libro se alzó con el primer premio. No puedo dejar de dar las gracias al jurado, por considerarme merecedora del galardón y aprovecho para enviar mi admirada felicitación a mis tres compañeros en la final, pues sus comentarios eran magnífic
os.
Peñíscola y su imponente castillo, donde tuvo lugar la gran final.
Gracias también al autor por poner en nuestras manos una novela inolvidable. Los escritores de calidad son los que llegan al corazón del lector y Juan Ballester lo consigue. Mi gracias doble al editor, por apostar por una novela original. Los lectores cansados de leer más de lo mismo, agradecemos esta valentía. Y gracias también por organizar ese homenaje a los lectores que ha sido el concurso y la gala; hoy,
Día del Libro, cobra especial significado porque ganamos todos cuantos amamos la lectura y el gran premio es
EL EFECTO STAR LUX, una novela genial de las que permanecen en la memoria.
Finalistas, autor, editor y jurado en la sala capitular durante la gran final
Gracias a todos, sin olvidar a las
Bodegas Clos Montblanc, Xavi, Antonia y Laura, por darme la posibilidad de conocer los escenarios reales de esa Nueva York donde he imaginado historias de ficción con la sola ayuda de fotografías y mapas de época. Gracias a todos por hacer este sueño posible.
Soberbia cata de vinos con que nos agasajó Bodegas Clos Montblanc
(D.O. Conca del Barberá), en la terraza del castillo al atardecer, con nuestro querido Mediterráneo de fondo.
Éste es mi comentario, íntimo y breve. Sin duda, las quinientas treinta y ocho palabras que más alegrías me han dado en mi vida.
"Los libros son como las primeras citas. Algunos dejan buen sabor de boca y ganas de repetir, los hay que concluyen con un adiós definitivo y otros los ventilamos a malas con un desabrido hasta nunca. Con esta novela me ocurrió como en los idilios que calan hondo: me sedujo por su apariencia y me conquistó lo que fui descubriendo poco a poco.
Quizá porque desde las primeras líneas me ganó el personaje de Germán. Es difícil entender lo que siente un hombre que ha perdido a uno de sus padres demasiado pronto si no se ha pasado por ello. Sucede sin más. Un día el destino te mira fijo y te espeta a la cara "te ha tocado y te aguantas". De repente aprendes que eso que llaman suerte es una lotería sin gracia, a una edad en la que aún no te explicas por qué Sus Majestades se empeñan en traer cada seis de enero esas cosas de provecho que nunca pediste en las cartas.
Es un hecho que marca el carácter, nos retrae y nos hace escépticos. Todo ello lo he visto en Germán y con él he descubierto que el miedo a la vida mata el amor.
Tino, en cambio, me ha demostrado que un mal amor es capaz de matar por dentro. Y una vez muerta el alma, para qué seguir si lo que queda es morralla que sólo sirve para dar sustancia.
En cuanto a las mujeres de la novela, las hay fuertes y admirable, pacientes, tozudas, conformadas... Y una dañina consigo y con todos, que me abstengo de nombrar, en esencia más torcida que la mirilla de una carabina de feria y que no me ha dado ninguna pena, creo que se nota.
He agradecido la narración carente de drama. La historia es compleja y dura. Pero se entreve en cada párrafo el humor propio de estas costas: muy negro, aún más ácido y con ese tufillo a azufre asociado al diablo y que aquí se usa para hacer petardos.
Me han fascinado estos dos hombres. Razón e impulso. Germán el reflexivo y Tino el visceral. Mano a mano, y mediante una conversación postergada demasiado tiempo, nos conducen a través de cuatrocientas veintiuna páginas en las que pesa la traición. Una historia hecha de muchas, plagada de secretos, de recuerdos que duelen y de verdades no dichas. Pero también de reconciliación, de lealtad -magnífico Tito Carreras, inolvidable- y sobre todo de esperanza.
De todo ello me quedo con una sola cosa: la amistad no se la lleva la muerte. Quiero creer que en esa página no escrita por el autor, Germán conserva un cavalier d'or en el bolsillo a la espera de que sea el tiempo quien decida la hora. Y cuando los años lo empujen hacia el mar de las aguas infinitas, los dos se encontrarán de nuevo. Estoy segura de que Tino le guarda sitio acodado en la borda del Star Lux, con la mirada puesta en el horizonte y un brazo sobre los hombros de su hermano. Pero esa vez no habrá pregunta final, porque cuando navegas con viento a favor y en compañía de quien quieres bien, el rumbo y el puerto de atraque ya nada importan."
También puedes leer mi opinión, o no-reseña como yo la llamo, en mi columna
DEL LIBRO AL PALADAR en la web literaria
La Pluma Afilada y de paso disfrutar de la espléndida receta de
Perdices con Chocolate extraída del libro.