viernes, 24 de noviembre de 2017

Del libro al paladar: Gimlet de LA MARCA DEL MERIDIANO (Lorenzo Silva)




«No era el momento y el lugar, pero vio la ocasión y eso es algo que una mujer no desaprovecha nunca. Tan pronto como el guardia Arnau enfiló hacia los aseos de la gasolinera, la sargento Chamorro se dio la vuelta y, mirándome como si quisiera fulminarme, me espetó:
-Tú te estás guardando algo»



LA MARCA DEL MERIDIANO
Lorenzo Silva
(Ed. Planeta) Premio Planeta 2012

SINOPSIS: En una sociedad envilecida por el dinero sucio y la explotación de las personas, todavía el amor puede ablandar a las fieras. Un guardia civil retirado aparece colgado de un puente, asesinado de manera humillante. A partir de ese momento, la investigación que ha de llevar a cabo su viejo amigo y discípulo, el brigada Bevilacqua, abrirá la caja de Pandora: corrupción policial, delincuentes sin escrúpulos y un hombre quijotesco que buscará en el deber y el amor imposible la redención de una vida fracturada. Ambientada en la Cataluña actual, esta absorbente novela policíaca de Lorenzo Silva, maestro indiscutible del género, se adentra más allá de los hechos y presenta un sólido retrato del ser humano ante la duda moral, el combate interior y las decisiones equivocadas.

Con ese lance de Virginia a su amigo y superior comienza esta nueva entrega de la serie Bevilacqua, que esperábamos con ganas quienes seguimos desde hace años las aventuras de la pareja de guardiaciviles. A renglón seguido veremos a Rubén esquivar el desafío verbal de su compañera, para centrarse en la investigación que es el eje de la novela. No será hasta el último capítulo cuando comprobaremos que ese párrafo de inicio era un aviso para el lector que, entonces sí, descubrirá que Vila se estaba guardando algo. Un asunto personal que el autor nos había dejado adivinar en un libro anterior y que en esta novela utiliza con toda intención como comienzo y fin de la trama. Me ha gustado este recurso para cerrar el círculo de una etapa en la vida de Rubén Bevilacqua que nos permite entender el porqué de su desencanto.
En esta novela, que me ha dejado un magnífico sabor de boca, se percibe una madurez en los personajes, en cómo interactúan y en la amistad que comparten, que no sólo enriquece lo que Lorenzo Silva nos cuenta, sino también cómo lo cuenta. Me ha gustado mucho el planteamiento de la trama, la estructura, el paralelismo entre esas fronteras imaginarias que suponen un antes y un después en la vida de las personas, entre la honestidad y la deshonra. Divisorias invisibles inventadas por el hombre y que convierten la novela además en el reflejo de una realidad social tan de actualidad con las elecciones catalanas. La historia está salpicada de referencias musicales, literarias e incluso televisivas que a mí me han resultado entrañables porque comparto gustos y generación con el autor.
En cuanto al meollo policial, en esta ocasión Vila se enfrenta a sus fantasmas al tener que investigar la muerte de su compañero y maestro. Un viaje retrospectivo en el que los recuerdos felices se alternan con los remordimientos, que le servirá de expiación y en el que, en tanto reflexiona sobre la amistad que tuvo y la que tiene, descubrirá que los años no lo han convertido alguien distinto pero sí en un hombre más experto, que el honor perdido no se recupera jamás, que cada cual forja su destino a través de sus propias decisiones y que sólo la distancia que da el paso del tiempo nos permite saber si fueron correctas, equivocadas o si siempre nos quedará la duda.
Y para deleitar el paladar, no todo va a ser lidiar entre fogones. Bevilacqua pide en dos ocasiones un clásico de la coctelería cuya invención allá por el XIX se achaca a un cirujano de la Royal Navy, a fin de que los marineros tomasen dosis suficientes de vitamina C y evitar así el escorbuto. Exquisito ingenio.

GIMLET

2 partes de ginebra
½ parte de zumo de lima natural
3 cubitos de hielo


Agitar en coctelera y servir sin el hielo en copa de coctel.

Buen provecho y feliz lectura.


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