“Emily la contempló con perplejidad.
—Puesta a tener antojos a causa de tu estado, ¿no podrías
haber escogido algo más civilizado? ¡Las cebollas, Charlotte, son completamente
inaceptables! ¿A quién diablos quieres que visitemos después de tomar sopa de
cebolla?”
LOS ROBOS DE RUTLAND
PLACE
Anne Perry
Ed. Debolsillo, 2004
Una muerte por
envenenamiento trastoca una rutinaria investigación en una aristocrática zona
de Londres. ¿Se trata de un accidente o de un suicidio? ¿O acaso de un
asesinato? Averiguarlo será el objetivo del tenaz inspector Pitt y su perspicaz
esposa Charlotte, y para alcanzarlo deberán recorrer un laberinto de
adulterios, reputaciones dudosas, chantajes e incluso incestos que la alta
sociedad londinense oculta tras un velo de virtud irreprochable.
Una entrega más de la serie, aunque en esta novela el peso
investigador lo asume la decidida Charlotte. Precisamente por el poco
protagonismo de Thomas Pitt, su lectura se me ha hecho algo más tediosa. Los
robos en el vecindario dónde su esposa vivía de soltera, antes de caer en la
escala social al casarse con un policía, a los que se sumará una muerte para añadir suspense, son un pretexto para que
la autora nos muestre las diferencias entre las costumbres entre una y otra
clase.
La novela es un escaparate de la doble moral de la clase
alta que puebla Rutland Place, sus vicios ocultos, su afán por aparentar, la
ociosa y mecánica vida de las mujeres entretenidas en diarias visitas de
cortesía que, prisioneras del tedio, imaginan romances y magnifican sus
sentimientos, cuando no se entregan a una vida licenciosa y oculta. Del otro
lado, tenemos a Charlotte que personifica el espíritu práctico de la mujer de
clase media, esa que carece de lacayos y carruaje, que cocina y da la vuelta a
los cuellos de las camisas cuando se ven gastados.
Una interesante reflexión sobre la sociedad victoriana, no
exenta de vicios inconfesables, con la sorpresa de alguna mujer que se atreve a
ser ella misma y escapar de la esclavitud de las normas establecidas. Eso sí,
mientras su familia oculta el secreto. Lo mejor de la novela son las últimas
páginas donde la trama da un vuelco que se resuelve con final inesperado.
En la escena que he escogido, Emily, casada con un Lord,
reprocha a su hermana su inaceptable elección. A renglón seguido acaba
reconociendo que “¡esta sopa está buenísima!”. Buen ejemplo de cómo eran las
cosas en el Londres aristocrático de esos años: pura apariencia.
SOPA DE CEBOLLA
2 Cebollas Grandes.
1 Litro de caldo de pollo o de agua
½ vaso de vino blanco
1 Litro de caldo de pollo o de agua
½ vaso de vino blanco
8 rodajas de pan tostado
Queso rallado gruyere o edam,
Queso rallado gruyere o edam,
(con parmesano queda muy
bien también)
2 cucharadas de mantequilla
2 cucharadas de mantequilla
sal y pimienta
Cortar la cebolla en rodajas. Sofreír en la mantequilla y
cuando esté blanca y transparente, añadir el vino y reducir el alcohol a fuego
vivo. Agregar el agua o caldo y salpimentar. Dejar cocer hasta que reduzca y la
cebolla esté cocida. Colocar el pan tostado en cazuelitas individuales o platos
hondos, espolvorear el queso por encima. Verter la sopa muy caliente para que
el queso se funda y servir de inmediato.
Buen provecho y feliz lectura.
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