Hoy se celebra el Día Internacional de la Discapacidad y, está mal que yo lo diga, pero Phillip Taviani es un personaje de los que no se olvidan. Descarado, mandón, seductor, un auténtico encantador de serpientes y no sólo en la ficción. Se me fue la mano con él, porque muy a mi pesar tiene más fans que mi querido y admirado Kenneth Callahan, el protagonista de la novela y eterno héroe en la sombra. Nunca imagine hasta qué punto las lectoras caerían rendidas al encanto de Phillip.
Si habéis leído DELICIAS Y SECRETOS EN MANHATTAN entenderéis por qué esta entrada va dedicada a él, un personaje de ficción que ha logrado enamorar a múchísimas mujeres a pesar del ser diferente. Phillip Taviani es ciego, un veterano de la Gran Guerra que, por el contrario de algunas novelas románticas que he leído, nunca recobrará la vista -no es un spoiler, con este dato entenderéis mejor su manera de ser-.
Biblioteca de campaña en Camp Sheridan, Mongómeri (Alabama) a disposición de los reclutas antes de ser movilizados y para los soldados heridos retornados del frente de Europa durante la I Guerra Mundial
Washington Talking Book and Braille. Biblioteca de audiolibros y en lengua braille. Iniciativas como ésta merecen un aplauso.
Es capaz de dirigir un hotel de lujo porque sabe rodearse de personas en las que puede confiar; si era inseparable de Kenneth desde la infancia, la ceguera tuvo el poder de unir aún más a estos dos hombre que, más que amigos, se consideran hermanos.
"—Philip Taviani no es ningún inválido —exclamó indignada; la mujer titubeó
nerviosa, pero Stella no la dejó intervenir—. Al contrario, es tan válido como
cualquiera. Es un hombre valiente que ha conseguido suplir con tesón los
inconvenientes de su ceguera. Tan intuitivo que no necesita ver para dirigir su
hotel y tan inteligente como para saber rodearse de personas de su confianza en
las que delegar.
La señora farfulló una excusa y se alejó roja de vergüenza. Stella giró
en redondo y se encaminó a toda prisa hacia el balcón. Kenneth la siguió.
Stella trataba de abrir las puertas cuando él le cubrió las manos con una de
las suyas.
—No me creo que vayas a salir de su vida sin pelear."
DELICIAS Y SECRETOS EN MANHATTAN, capítulo 14.
El éxito de un discapacitado, personaje inusual en el género, me supone una satisfacción personal porque hay quien opina que no se pueden publicar novelas románticas sin un perfecto príncipe azul. No estoy de acuerdo con este cliclé y los lectores que son quienes compran los libros está visto que tampoco. Para ejemplo el éxito rotundo de QUÉDATE A MI LADO, la novela valiente de Noelia Amarillo protagonizada por un "sin techo", durante meses en los primeros puestos de las listas de ventas y que ya va a traducirse a otras lenguas. Lo que importa es que el libro contenga una buena historia, con hombres y mujeres creíbles y no existe nada más fantasioso e irreal que la perfección. Lo importante de un personaje es que llegue al corazón del lector.
Como diría mi querida Megan Maxwell los príncipes azules también destiñen y yo añado que a veces, como Phillip, se ayudan de un bastón blanco (que como explico en la nota de la autora al final de la novela, es una licencia que me tomé ya que éste se inventó en 1921, dos años después de la época en que transcurre la novela. Y quiero que se sepa que es un invento argentino, por "mis argentinas" de aquí Judit Blasco y Patricia Sutherland y por todas las lectoras amigas que tengo en aquella tierra).
Biblioteca Braille en la India
Uno de mis héroes por excelencia, Edward Rochester, también pierde la vista y ello no le restó ni una pizca de atractivo, ni a mis ojos de lectora ni a los de la inolvidable Jane Eyre.
Michael Fassbender y Mia Wasikowska como Rochester y Jane en la versión cinematográfica de 2011 de la margnífica novela de Charlotte Brönte.
Preciosa entrada!!!! atengo pendiente en leer el libro, le tengo muchas ganas voy adelantarlo en mis lecturas :)
ResponderEliminarBesos.
Me alegro muchísimo, Lorena. Ya me contarás y gracias por la visita.
ResponderEliminarComo ya sabes Olivia, le tengo especial cariño a tus Delicias...Gracias por esta entrada, me ha encantado!!
ResponderEliminarBesos!!
Lo sé y ese cariño que le tenéis a la novela es el mejor premio para mí. Un beso fuerte.
ResponderEliminarHermosa entrada, Olivia, y tienes toda la razón en lo que dices. Los príncipes azules los dejamos para los cuentos Disney. La realidad que nos rodea es otra, y los hombres de carne y hueso, al menos a mí, me resultan mucho más atractivos.
ResponderEliminarY sí, se te fue la mano con Philip. Pero bendita mano la tuya!!
Besos.
Miranda, es que Phillip no podía ser de otra manera porque huí ante todo de dar pena, tenía que conquistar por carismático no por lástima. Un beso.
ResponderEliminarHermosa entrada, Olivia, y debo decir que estoy muy conforme con ella. Las lectoras habituales de novela romántica estamos un poco cansadas de que el caballero protagonista sea un tipo perfecto, de anchos hombros y dimensiones colosales, cuando lo que realmente atrae es el hombre de a pie, con sus defectos y virtudes. Además dudo mucho que los caballeros decimonónicos- al igual que los de ahora- fueran criaturas tan perfectas, morenas y musculosas, cuando precisamente los británicos destacan por su rostro lechoso y su aspecto desgarbado.
ResponderEliminarMe alegra que con Phillip se ta haya ido la mano tan para bien.
Un beso.
Pienso como tú, Elizabeth. Gracias por la visita, guapa. Un beso.
ResponderEliminarJajaja, pues sí que se te fue la mano con Phillip, porque yo también lo adoré. Y encantada estoy de haberlo hecho.
ResponderEliminarUn besazo y Feliz Navidad!!
Y a mí me encanta que te encante, Aran. Feliz Navidad.
ResponderEliminarHola Olivia, si definitivamente cautivada por Phillip y la foto que adjuntaste describe perfectamente la imagen que tenía en mi mente, me encantaría que escribieras sobre la historia de este personaje... me quedo faltando tema... un abrazo!
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