El shamrock
"—Puede que seas irlandesa. Pedí ayuda a la chica del cuadro, tú me enviaste a la dama del shamrock y gané la partida —le explicó tocándose el bolsillo de la camisa donde guardaba el naipe." DAMA DE TRÉBOLES
Es San Patricio. Y quiero aprovechar para rendir homenaje a Ethan Gallagher y Kenneth Callahan, protagonistas masculinos de DAMA DE TRÉBOLES (Ed. La Esfera de los Libros, 2009) y DELICIAS Y SECRETOS (inédita), que representan a todos los descendientes de aquellos hijos de Irlanda, que a causa de la Hambruna de la Patata, se vieron obligados a emigrar a los Estados Unidos a mediados del siglo XIX.
La presencia irlandesa en tierras americanas ha dejado huella en su cultura y, como tantas oleadas de inmigrantes, fundamental para el curso de su historia. Aunque la gran mayoría se asentó en la costa Este, los irlandeses tuvieron una participación importante en la conquista del Oeste. La línea de ferrocarril de la Union Pacific, tan presente en mi novela DAMA DE TRÉBOLES, fue construída por irlandeses. Y en el Denver de 1884, ciudad y año en que transcurre la novela, ya había barrio irlandés.
Nueva York. St. Patrick's Parade desfilando ante la Catedral de San Patricio
Ellos llevaron también el fiddle (ese que Ethan Gallagher nunca llegó a dominar), peculiar estilo de hacer sonar el violín propio de la música tradicional de irlanda, que constituye la raíz del country, el rock and roll y el folk americano actual. El cine nos deja ejemplos de ello, como La conquista del Oeste, de John Ford, el tema más presente es la balada renacentista irlandesa "Un hogar en la pradera". O en La puerta del cielo, de Michael Cimino, recordemos el inolvidable baile sobre patines a ritmo de fiddle. Por la importancia que esta forma de expresión musical ha tenido en la cultura de ese país, puse especial cuidado al elegir las canciones que suenan en DAMA DE TRÉBOLES. Tanto Nelly Billy como La chica me olvidó, son partituras originales a fiddle de la época, que en archivo midi se conservan en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
Río Chicago teñido de verde el 17 de marzo, día de San Patricio
Los irlandeses llevaron a América también el shamrock, símbolo de irlanda y razón de ser de mi primera novela y el más tradicional de los símbolos del Halloween, Jack-o-lantern (sustituyeron el repollo por la calabaza hueca, por ser ésta más común en el nuevo continente).
"—Qué poco original, llevo una vida entera escuchando ese tipo de insultos.
Estaba tan aburrido de oírlos que ni le afectaban. A pesar de que el lumpen de Five Points pertenecía al pasado, los irlandeses jamás lograrían librarse de la fama de borrachos y pendencieros." DELICIAS Y SECRETOS Con ellos llevaron también la celebración del día de San Patricio, con un tesón férreo, puesto que al practicar la religión católica, fueron discriminados, mirados con recelo y tachados de violentos (un guiño cinematográfico a esa mala fama: Shean Thornthon, el personaje que interpreta John Waine en El hombre tranquilo, era boxeador). Dicen las malas lenguas que quizá por eso el cuerpo de policía y el de bomberos de las grandes ciudades de los Estados Unidos, por tradición, están tradicionalmente integrados por una abrumadora mayoría de irlandeses (¿recordáis la película Llamaradas y su fiesta de bomberos con bailes gaélicos?). Tuvo que pasar un siglo para que un irish american, J. F. Kennedy, llegase a la presidencia. Se dice que su padre, Joe Kennedy, nunca perdonó el hecho de no ser aceptado en Harward por su ascendencia irlandesa. La película The long grey line muestra las vicisitudes de un inmigrante irlandés que, de camarero, llegó a entrenador de cadetes en West Point (el Marty Maher que en la película interpreta Tyrone Power fue un personaje real y, como él, muchos compatriotas suyos lo tuvieron muy difícil para hacerse un hueco en la sociedad estadounidense).
En San Patricio, hasta la cerveza se tiñe de verde
Hasta los cup-cakes se decoran con el shamrock
Si algo me gusta del caracter irlandés es que, por muchas generaciones que pasen, nunca dejan de sentir el apego a sus tradiciones, a sus raíces y a la vieja patria. Por eso Etahn Gallagher y Kenneth Callahan, mis dos protagonistas, lo son. Así, con este repaso a la tradición cultural que he querido dejar presente en mis dos novelas, sólo me queda despedirme con un ¡Happy St. Patrick! que o, en gaélico, Beannachtaí na Féile Pádraig oraibh!
Esta gente si que sabe celebrar fiestas y sentirse orgullosos de qué y quienes son, estén en la parte del mundo que estén. Así da gusto.
ResponderEliminarSabes con quienes los comparo en eso? con lo gallegos (ala, yo barriendo para mi casita jiji), siempre recuerdan su tierra y están orgullosos de ella.
Una entrada muy bonita, y viva el verde!!
Besitos!
Qué verdad más grande, lo de los irlandeses y lo de los gallegos. Besos, Dama.
ResponderEliminarQué interesante todo lo que cuentas, Olivia, se nota que dominas el tema y que te encanta.
ResponderEliminarSí que es cierto que tenemos mucho en común irlandeses y gallegos, queremos a nuestra tierra, no nos queda otra, sino por qué íbamos a vivir en el fin del mundo, donde el cielo es siempre gris como cantaba Siniestro Total. También tenemos la música, las gaitas, los celtas, y muchas otras cosas en común. Al final resultará que Irlanda es una roca desprendida de Galicia.
Un beso.
Dí que sí, Teresa. Son tantísimas las cosas en común de los gallegos e irlandeses que se nota la herencia celta. Un beso.
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